Aunque no son monstruos, ni son experimentos genéticos descabellados como afirman algunos, sí hay que tener un poco de cuidado, mas bien informarse, antes de elegirlos como mascota.
Al tratar de formarse un juicio objetivo sobre el Pit Bull Terrier nos topamos con distintos factores, el primero de ellos es la poca uniformidad entre los ejemplares, lo cual hace que veamos a algunos muy diferentes de otros; el segundo es que, independiente de la nobleza o no de una raza, el Pit Bull Terrier ha sido víctima de la moda, por lo tanto, ha tendido a caer muy seguido en muy malas manos; otro factor es su historia, la cual le desfavorece; pero, cuidado, su historial de violencia siempre fue hacia otros perros, no hacia humanos. Ese punto es importante, y es que para que se pudieran manipular, aun encolerizados, los Pit Bull Terrier no debían morder a los presentes ni a quienes los manipulaban, y los ejemplares que lo hacían, muchas veces eran sacrificados.
No podemos desconocer que lo que ahora condenamos en el Pit Bull Terrier (su agresividad con otros canes), fue su razón de existir en otra época. La crianza selectiva lo llevó a ser un formidable luchador, y por algo sigue siendo utilizado en los círculos de peleas clandestinas, porque muchos ejemplares actuales aún lo son, cosa que no se daría si no hubieran heredado ciertas características de sus antepasados.
La efectividad del Pit Bull Terrier en las arenas no se debe sólo a sus grandes capacidades atléticas y poderosa mordida, es producto de ciertas características mentales como, por ejemplo, un gran valor, una gran tolerancia al estrés y al dolor, y además, la pérdida (en algunos ejemplares) de ciertas conductas sociales naturales de los cánidos , como el dejar en paz al perro que ya se ha sometido y los rituales previos al ataque.
Es cierto que los rasgos que se no se utilizan en mucho tiempo se van perdiendo, y así ha sucedido con muchas familias de pits, que hace largo tiempo están alejadas de las peleas. En estos casos podremos suponer que el factor genético pesa poco, pues las riñas de perros han dejado de ser algo masivo hace muchos años, pero lamentablemente no podemos decir lo mismo de muchos perros que siguen siendo utilizados para combate, y mantienen a ciertos grupos con las indeseables características de sus antepasados. Basándose así en el factor genético, podríamos dividirlos en dos grupos completamente diferentes.
Hay quienes dicen que en la constante selección de perros agresivos, se repitió mucho la cruza de los ejemplares que venían enfermos con trastornos de conducta, como por ejemplo con deficiencias en la recaptación de serotonina (un neurotransmisor), por lo que los ejemplares de esta raza podrían tener mayor posibilidad de heredar estas alteraciones, sólo cuestión de probabilidades.
Como sea, actualmente muchos ejemplares de Pit Bull continúan obteniendo victorias en las peleas, recordándonos que su pasado no está del todo olvidado. Sería absurdo creer que su temperamento no esté adaptado a su función, y esto se aplica también, por otro lado, a la enorme cantidad de perros que llevan varias generaciones siendo usados como simpáticos forzudos de compañía. Independiente de la raza, no podemos olvidar su historia, en este caso dividida.
Por supuesto el factor entorno continúa siendo el mas importante, pero independiente de la buena intención del dueño y de lo dócil que puede ser el perro en condiciones normales, no se puede dejar de tener cuidado en la procedencia de su Pit Bull. Hay que asegurarse de que no descienda de padres de pelea, donde aún tenderán a nacer con características sociales alteradas, que si bien, pueden ser corregidas con éxito, supondrán mayor cuidado en la crianza, además ¿sabría usted cómo inculcarle, por ejemplo, el respeto por las señales de sumisión a su perro si sus padres no se las enseñaron y no heredó esa conducta natural?, algo es seguro, no es sólo con buena intención y amor.